Vivimos en un clima de violencia cotidiana contra las mujeres. El feminicidio, el acoso sexual y la violencia sistemática aumentan estrepitosamente, pero a la par, contra ese reforzamiento del autoritarismo, multitudes de mujeres de diferentes geografías se han organizado en defensa de la vida.
Poco a poco se tejen redes de complicidad y lenguajes para nombrar aquello que hasta ahora permanecía en silencio, nos organizamos para nombrar el horror que nos rodea pero también la vida que se mantiene, nos organizamos para sanar y uno de los lenguajes que han permitido encontrarnos y dialogar, ha sido el arte.
El arte tiene el potencial de ser un dispositivo de control y ha servido para normar nuestros deseos y afectos, para imponer una visión única sobre las mujeres, una visión ajena y que nos retrata siempre desde afuera, como musas u objetos, una mirada artificial en la que quedamos reducidas a un papel ornamental y en un molde sospechosamente homogéneo y frágil.
Dicen que no hay nada más parecido a un macho de derecha que un macho de izquierda y tal vez donde eso queda más claro es en el arte y en la estética contemporáneas. En los partidos como en las revoluciones, no han guardado más lugar para nosotras que como póster o imagen. Podemos figurar en el cartel o la boleta, siempre y cuando seamos obedientes, siempre y cuando no irrumpamos ni busquemos modificar no sólo el mensaje que vociferan de dientes para fuera, sino el modo en el que se hacen las cosas. Cambian de voz para guardar las formas.
Ya no buscamos mostrar la debilidad e implicaciones de esas perspectivas patriarcales y masculinizantes, preferimos mirarnos entre nosotras. Apostamos por indagar en la historia larga y gracias ella hemos aprendido que la mirada impuesta es tan reciente como frágil.
Entre quienes han emprendido esa tarea están dos artistas jóvenes, dos estéticas contrapuestas pero en diálogo, Pólvora y La Morse.
Cercana a los feminismos descoloniales, @Polvoraledicen despliega una estética marcada por la urbanidad, un grito de burla contra el capitalismo gore y una crítica radical contra la heterosexualidad. Sus ilustraciones destilan un erotismo en el que casi se aprecian los humores del encuentro, no son aquellas figuras femeninas detenidas en el tiempo y capturadas por un ojo que reduce nuestra sensualidad a un cuerpo único. En Pólvora nuestra erótica es textura y humedad, una humedad que nos desborda y dibuja la posibilidad de explotar los límites prefigurados al mezclarnos con otras. Incómoda y disruptiva, se apropia de imágenes comerciales para pervertirlas y a cambio nos ofrece ilustraciones menstruantes y llenas de vida, mujeres cuenca con jardines que recorren sus pieles.
@La_Morse es la directora gráfica del taller editorial Pochote Press. Estudió diseño editorial e ilustración. Creció en una zona industrial llena de fábricas que poco a poco fueron cerrando y quedaron abandonas. La fábrica se fue pero la industria seguía ahí, nos la habían clavado. Rodeada de cemento se creció un jardín lleno de flores y se vio ella misma como cántaro de agua. Inspirada en la estética prehispánica que logró sobrevivir a la expansión del militarismo mexihca, entre otros, y al colonialismo español después, La Morse nos dibuja llenas de fuerza y de magia, en ella somos potencia y no herida. Generosa como es, ha desarrollado un conjunto de técnicas y metodologías de ilustración y de narrativa visual que recuperan la importancia de la experiencia personal y que nos permite reconocer nuestro valor no a partir de lo excepcional sino de lo cotidiano. Consecuente con otras metodologías feministas para La Morse el proceso es parte del relato y por eso nos invita a una experiencia a la vez íntima, colectiva y colaborativa. Si queremos cambiar el arte, empecemos por cambiar cómo lo hacemos.
Ambas artistas se han propuesto recuperar el gozo y la confianza que durante años nos fueron despojados a punta de desprecio. Ambas han concebido la posibilidad de la transformación radical y al hacerlo han inspirado a otras también.
El Taller Editorial Pochote Press nos invita a dos días de conversaciones y dibujo en clave feminista. Inicia con una introducción a la estética de la femineidad, un recorrido visual de las representaciones de las mujeres del neolítico a la actualidad, cuyo propósito es mostrar lo reciente y breve que se mira el horizonte patriarcal respecto a aquella historia larga. Se abordarán temas sobre política de la imagen, ¿qué son y cómo desbordamos las estéticas masculinizantes? Se habalará y dibujará sobre erótica y corporalidad. Las talleristas compartirán algunas técnicas y metodologías de la ilustración feminista.
Convencidas de que la transformación más importante vendrá de lo cotidiano, esperamos que este tipo de esfuerzos proliferen, se contagien y fortalezcan. Mientras, las esperamos el 18 y 19 de diciembre en las instalaciones de Pochote Press en la calle Porfirio Díaz, no 311, Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca, México.